Narradora: Gran parte del financiamiento para Benjamin Franklin, fue gracias a David M. Rubenstein que invierte en personas e instituciones que nos permiten comprender el pasado y nos preparan para el futuro.
A la Pew Charitable Trusts, una organización no gubernamental mundial que busca mejorar las políticas públicas, informar al público y fortalecer la vida cívica.
Y a la sociedad Better Angels y sus miembros: Jeannie y Jonathan Lavine.
La Universidad de Pensilvania.
Impacto mediante la innovación y la inclusión.
Gilchrist y Amy Berg, Perry y Donna Golkin, y a estos otros donantes: A la Corporación para la Radiodifusión Pública.
Y a generosas donaciones a su Canal PBS por parte de televidentes como usted.
Gracias.
Locutor: UNA PRODUCCIÓN DE FLORENTINE FILMS.
♪ Benjamin: "En el último acto, "comienzo a buscar una forma apropiada "de terminar.
"O si la mía se ajusta mejor a un epigrama.
"Tengo muchos deseos de concluir con un punto positivo".
Benjamin Franklin.
Stacy: Con Franklin, sin importar lo que se diga de él, siempre se puede decir lo contrario también.
Él estaba a favor de la templanza, pero escribía canciones subidas de tono para beber.
Fundó una compañía de bomberos y una de seguros contra incendios.
Jugaba para todos lados.
Pero, en esos años británicos, se comportaba como un caballero británico.
En la puerta de su carruaje tenía un penacho.
Y, aun, cuando se convirtió en un rebelde americano, por decirlo así, fue americano por completo.
Locutor: BENJAMIN FRANKLIN.
♪ Narrador: Benjamin Franklin cumplió 69 años en enero de 1775.
Ya había conseguido un éxito extraordinario como impresor y editor, en Filadelfia, su ciudad adoptiva.
En donde una biblioteca, una universidad; así como incontables mejoras ciudadanas, eran testimonio de su creencia de que su mayor vocación no era hacer dinero, sino en mejorar la vida de la gente común.
Y sus descubrimientos revolucionarios al desentrañar los misterios de la electricidad, lo habían convertido en el americano más famoso del mundo.
Joseph: Era un hombre cualquiera, pero era un hombre cualquiera extraordinario.
Fue un científico del calibre de los galardonados con un Premio Nobel, quizás el estilista de la prosa más grande de su generación.
Y, también es, quizás, el mejor diplomático en la historia de Estados Unidos.
Narrador: Franklin había pasado la última década en Inglaterra buscando, desesperadamente, reducir el creciente abismo entre el Parlamento y las colonias americanas.
Tan solo un año antes, el futuro que había concebido para él y su familia parecía promisorio y estaba atado, inextricablemente, al Imperio británico.
Ahora, ese sueño estaba en ruinas.
En su larga ausencia de casa, se había perdido la muerte y el funeral de su esposa Deborah.
En Londres lo habían humillado públicamente en una cámara del gobierno llamada La Gallera y lo acusaron de incitar la crisis colonial la cual, de hecho, había intentado evitar a toda costa.
Y a medida que esa crisis se intensificó, su hijo William, gobernador real de Nueva Jersey, al parecer estaba eligiendo el bando equivocado.
Sheila: Entre más tiempo William pasaba en Nueva Jersey, las colonias le parecían más corruptas, rebeldes y egoístas.
Y la corona le parecía más maravillosa e inspiradora.
Creo que entre más tiempo estuvo Benjamin Franklin en Inglaterra, más idealizó a las colonias y se dio cuenta de la corrupción y la venalidad que había a su alrededor en Inglaterra.
Entonces, comenzaron a ver las cosas como una especie de espejo del otro.
Narrador: Durante años, Franklin se había deleitado con la vida intelectual de Gran Bretaña.
Pero, cada vez se preocupaba más por las diferencias entre el Viejo Mundo y el Nuevo, y no por lo que tenían en común.
Benjamin: "En América, "las personas no se preguntan, "con respecto a un extraño, ¿qué es él?
"sino, ¿qué puede hacer él?
"Las personas tienen un dicho: "Que Dios Todopoderoso es un mecánico, "el más grande del universo, "y es más respetado por la variedad, ingenuidad "y utilidad de sus obras que por la antigüedad de su familia".
Narrador: Alguna vez dijo que la vida es como el ajedrez.
Y en los turbulentos años que le esperaban, en los que su país y su familia serían desafiados como nunca antes, Benjamin Franklin iba a necesitar todas las destrezas que este juego le había enseñado.
Benjamin: "El ajedrez no es una mera "distracción frívola.
"Al jugar ajedrez podemos aprender previsión, "cautela, precaución.
"El hábito de no desanimarse "por el mal estado actual de nuestros asuntos, "el hábito de esperar un cambio favorable y el de perseverar".
Erica: Era distinto a los demás Fundadores, a Washington, a Jefferson.
Él era mayor.
Así que, aportaba un pasado.
Un pasado en el que se creó a sí mismo como hombre.
Aportó su sabiduría, su experiencia, sus viajes al extranjero, para, creo, generar una comprensión más cosmopolita y urbana de lo que podía ser Estados Unidos.
H.W.
Brands: Franklin nació siendo inglés, al igual que todos los de su generación, en las colonias americanas.
Murió siendo un americano.
Llegó a darse cuenta de que nunca le permitirían ser una especie de británico respetado y reconocido de ese modo por completo.
Por esa razón, decidió convertirse en americano.
♪ Locutor: EPISODIO DOS, UN AMERICANO.
♪ William: "Querido padre, "la medida de enviar tropas a Boston "es para poner fin a los disturbios.
"Sin embargo, en las colonias, "todavía prevalece el mismo espíritu "y no hay nada que los haga comprender "que el Parlamento tiene derecho "a fijarles impuestos.
Su obediente hijo, William".
Narrador: Las repercusiones del Motín del Té, en Boston, habían provocado un polvorín en las colonias americanas.
El rey Jorge III había ordenado mano dura contra los advenedizos americanos.
Declaró: "Los Gobiernos de Nueva Inglaterra "están en rebelión.
"A los golpes, "decidiremos si son gobernados por este país o son independientes".
El Parlamento, pronto aprobó una oleada de nuevas leyes.
Hasta que la Compañía de las Indias Orientales no fuera indemnizada por el té que perdió, el puerto de Boston permanecería cerrado.
Massachusetts se declaró en ley marcial, se suspendió la carta de constitución de la colonia, la asamblea de elección popular se declaró ilegal y la mayoría de reuniones públicas quedaron prohibidas.
Las comunidades estaban obligadas a ofrecer hospedaje a las tropas británicas.
Los americanos denominaron a estas nuevas leyes, las Leyes Intolerables.
Estallaron protestas en todas las colonias.
Se establecieron comités de correspondencia.
Urgieron a los colonos a no comprar productos importados desde Gran Bretaña.
Se solicitó a cada colonia que enviara delegados a un Congreso Continental del que pudiera salir una respuesta unificada.
En Nueva Jersey, el gobernador William Franklin, les escribió a sus superiores, en Londres.
William: "Mi señor, "Su Majestad puede estar seguro "de que haré todo lo que esté en mi poder "para mantener la tranquilidad "en la colonia.
"Ningún cariño o relación me harán apartarme jamás "de los deberes de mi cargo.
El sirviente más obediente y humilde de Su Señoría".
Narrador: Por más de una década, William Franklin había conseguido trabajar con su asamblea mucho mejor que otros gobernadores coloniales y la había encaminado hacia un rumbo más moderado.
Les dijo: la más déspota y peor de todas las tiranías es la tiranía de la turba, que, a la larga, nos terminará llevando a todos a la ruina.
William le escribió a su padre, en Londres, y le sugirió que el primer paso necesario es que Boston hiciera justicia y pagara por las toneladas de té que habían sido destruidas.
Benjamin: "Querido hijo: "Con respecto a hacer justicia, "el Parlamento debió pensar en eso antes "de exigírsela a los bostonianos.
"Han sacado muchos miles de libras de América "a la fuerza, de forma inconstitucional "y con las fuerzas armadas.
"Ellos deben restituir ese dinero.
"Pero tú, que eres un completo adulador, lo ves todo con los ojos del gobierno".
Narrador: Los Franklin estaban llegando a conclusiones distintas sobre qué bando tenía la culpa, pero ambos hombres esperaban que pudiera evitarse una división total entre Gran Bretaña y sus colonias.
H.W.
Brands: El Gobierno británico nunca fue un monolito.
Siempre hubo disidentes, partidarios de América, personas que creían que los americanos tenían justificación para oponerse.
Había personas bien ubicadas dentro del Gobierno británico que creían, como Franklin, que el futuro del Imperio británico podría ser genial y prometedor si el Gobierno británico reconocía que América podía ser su segundo pilar en un imperio transatlántico.
Narrador: Franklin, que trabajaba tras bambalinas porque su imagen pública, en Inglaterra, estaba muy desprestigiada, luchó junto con algunos miembros del Parlamento que lo apoyaban para lograr un acuerdo que permitiera evitar una guerra, pero nada funcionó.
Christopher: Franklin sabía, exactamente, lo que estaba pasando y eso le produce desesperación.
No estoy seguro de que hubiera alguien más desilusionado por la separación que Franklin... en parte, porque creo que él, de verdad, creyó que podía evitarse.
William: "Caballeros, ahora tienen dos opciones: "Una que, claramente, conduce a la paz, "la felicidad y la restauración "de la tranquilidad pública.
"Y la otra que los conducirá, de forma inevitable, "a la anarquía, la miseria y a todos los horrores de una guerra civil".
Narrador: En Nueva Jersey, William se había negado a convocar la asamblea colonial para evitar que enviaran delegados al Congreso Continental.
De todos modos, eligieron representantes.
Cuando el Congreso se reunió en Filadelfia, en el otoño de 1774, había declarado que solo las legislaturas coloniales, de elección popular, tenían derecho de fijar impuestos en sus fronteras.
Prohibió todas las importaciones, desde Inglaterra, hasta que se derogaran las Leyes Intolerables y fijó una fecha para que el Parlamento lo hiciera.
De otro modo, las exportaciones americanas a Inglaterra se detendrían y un segundo Congreso Continental se reuniría, en 1775, para debatir medidas adicionales.
William escribió que, si tan solo su padre hubiera estado ahí, podría haber llevado el Congreso en una dirección menos conflictiva.
William: "Por más absurdas "que les parezcan las medidas del ministerio, "confío en que tengan la franqueza necesaria "de admitir que, de ningún modo, "vamos detrás de ellos, "en lo que a locura respecta, en este lado del océano".
Narrador: Ahora, Benjamin Franklin creía que cualquier opción de evitar la guerra era muy remota, pero cada vez sentía más preocupación porque él y William terminaran en bandos opuestos.
Estaba listo para volver a casa.
Si no podía mantener unidas a las colonias y a Inglaterra, al menos iba a conservar a su hijo.
El 21 de marzo de 1775, Franklin por fin se embarcó a Filadelfia.
Junto con él iba el hijo de William, Temple, quien había nacido por fuera del matrimonio 15 años atrás, en Inglaterra, y que había sido entregado a una familia adoptiva de forma discreta.
En Londres, Benjamin había decidido asumir la custodia del niño y lo inscribió en la escuela, pero no le dijo que él era su abuelo.
Ahora llevaba a Temple de camino a América, en donde iba a conocer al padre que jamás había visto.
Walter: Cuando Benjamin Franklin zarpó a casa, en 1775, estaba distanciado de William.
Su esposa Deborah había muerto.
Tenía una enorme sensación de fracaso.
Su única misión había sido tratar de mantener unidas a las colonias y a Inglaterra, y había fracasado.
Narrador: Pero estar en el mar siempre ponía de buen ánimo a Franklin y despertaba su curiosidad científica.
Walter: Todavía quería mapear la corriente del Golfo.
Todavía sentía curiosidad sobre los fenómenos naturales.
Y ahí estaba Temple Franklin ayudando a su abuelo Benjamin a bajar barriles al océano y medir la temperatura del agua para ver dónde podía estar la corriente del Golfo.
Estaba casi que replicando sus momentos con William Franklin, cuando Ben y William elevaron la cometa en la lluvia para descubrir la electricidad.
Narrador: Cuando Temple y él llegaron a Filadelfia el 5 de mayo de 1775, Franklin se enteró de una noticia alarmante: mientras navegaba, la guerra que alguna vez quiso evitar ya había comenzado en Massachusetts.
El 19 de abril, 700 soldados británicos habían salido desde Boston a buscar municiones almacenadas en Concord.
Una escaramuza, en Lexington, dejó ocho americanos muertos, pero un enfrentamiento más grande estalló en North Bridge, en Concord, que hizo que los casacas rojas británicos regresaran a Boston.
Erica: La energía de revolución, en Filadelfia, era palpable.
La gente común hablaba de la revolución, hablaba sobre el poder, hablaba sobre los derechos humanos, hablaba sobre libertad y democracia.
Eso fue lo que encontró Franklin cuando regresó.
Narrador: Una semana después de que Franklin regresara, los delegados del Segundo Congreso Continental se reunieron en Filadelfia, y la asamblea de Pensilvania lo eligió como uno de sus delegados.
Hombre: "Puedo informarles "que algunos delegados han comenzado a sospechar "que el doctor Franklin "asistió más como un espía que como amigo, "y que su intención es hallar nuestro punto débil".
William Bradford.
Narrador: En los primeros encuentros, Franklin permaneció en silencio, tanto, que John Adams, de Massachusetts, se quejó de que, al parecer, durmió la mayor parte del tiempo en su silla.
En las noches, mientras los demás delegados se congregaban en tabernas para debatir si el Congreso debía declarar la independencia, él prefería quedarse en su nueva casa con su hija Sally y su familia.
En ese momento, Franklin ya le había confesado a Temple que era su abuelo.
Cuando el gobernador William llegó de visita, desde Nueva Jersey, Temple conoció a su padre.
Más tarde, cuando Benjamin y William se reunieron a solas, Benjamin le dejó claro que quería que su hijo se uniera a la causa.
William quería que su padre permaneciera neutral.
Todavía creía que una reconciliación con Inglaterra era posible.
Discutieron toda la noche.
En otra reunión, los vecinos los escucharon gritar.
Padre e hijo siguieron cada uno su camino.
William siempre sería un lealista.
Benjamin se había convertido en un ferviente revolucionario, a quienes ahora llamaban patriotas.
Gordon: De los líderes principales, él llegó a la revolución muy tarde.
De hecho, es difícil de entender por qué se unió a la revolución.
Ya era un hombre exitoso y era anciano.
H.W.
Brands: La revolución es para los jóvenes, pero Franklin decidió que eso era lo que había que hacer.
Narrador: A sus 69 era el delegado más viejo.
La mayoría de los 62 delegados ni siquiera habían nacido cuando él entró a la vida política 40 años atrás y solo conocían a Franklin por su reputación.
John Adams tenía 39 años, Patrick Henry y John Hancock, 38; Thomas Jefferson solo tenía 32.
Todos eran más jóvenes que William, el hijo de Franklin.
Walter: Él es el viejo, el sabio.
Habla con parábolas y metáforas.
Y muchas personas no saben qué pensar de él.
Gordon: Tenemos a Franklin, que tiene fama mundial, sin duda, es el americano más famoso del mundo y, sin embargo, ellos no confían del todo en él.
¿Quién es este tipo?
!¡La verdad, no lo conocemos!
Narrador: Franklin había viajado mucho más que cualquiera de los otros: por toda Europa, pero también por la mayoría de las colonias que, hasta ahora, estaban comenzando a concebirse como algo más que provincias inglesas independientes.
Esa fue una idea que él había propuesto más de dos décadas atrás.
Los delegados lo eligieron de manera unánime como administrador general de correos y él donó su salario para ayudar a los soldados heridos.
En importantes comités lo nombraron y pusieron a cargo de crear un sistema monetario, recaudar dinero para armas y fabricar pólvora, y negociar con las naciones indígenas, con la esperanza de que no se aliaran con los británicos.
Después de las batallas de Lexington y Concord, Franklin tuvo noticias de su hermana favorita, Jane, quien había sido testigo del caos en Boston, su ciudad natal.
Ella le escribió: "No puedo describir el sufrimiento "que ha ocasionado.
"La conmoción que había en la ciudad "después de la batalla.
"Cuando trajeron a sus heridos, "provocó tal perturbación que creo que nadie durmió mucho".
La milicia colonial había rodeado la ciudad y a las fuerzas de ocupación británicas que estaban allí.
12000 de los 15000 habitantes de Boston, incluida Jane, evacuaron aterrorizados.
Entonces, los soldados británicos saquearon la ciudad, que estaba casi vacía.
Usaron bancos y los púlpitos de la Old South Meeting House como leña.
El 17 de junio, en la batalla de Bunker Hill, las fuerzas británicas atacaron a las milicias cerca de Charlestown Las milicias los repelieron dos veces, hasta que se quedaron sin municiones.
Al final del día, los británicos salieron victoriosos, pero habían sufrido más de mil bajas, más del doble que los patriotas.
Gran parte de Charlestown había sido incendiado por los británicos para deshacerse de los francotiradores americanos.
El hijo de Jane, Josiah, luchaba por los patriotas y murió.
Uno de sus cuñados murió luchando con los británicos.
"!¡Qué terrible es nuestra situación...", le escribió a Benjamin, "...que los familiares quieran acabarse entre sí".
Enfurecido por lo que habían hecho los británicos, Franklin le envió una carta a un amigo, en Inglaterra, para que la publicara allá.
Benjamin: "En esta campaña, "Gran Bretaña mató a 150 americanos "con un costo de 3 millones, "lo que significa 20000 libras por cabeza.
"Y en Bunker's Hill "solo ganó una milla de terreno.
"En ese mismo lapso de tiempo "han nacido 60000 niños en América.
"Con base en estos datos, calculen el tiempo "y el dinero que les va a costar matarnos a todos y conquistar todo nuestro territorio".
Narrador: Le había escrito una segunda carta a otro amigo británico que compartió con colegas en América, pero que nunca envió.
Benjamin: "Han comenzado a quemar nuestros pueblos "y a asesinar a nuestra gente.
"!¡Mírense las manos!
"Están manchadas con sangre de sus parientes.
"Ustedes y yo fuimos amigos por largo tiempo: ahora son mis enemigos y yo soy su enemigo".
William B.: "Las sospechas contra el doctor Franklin "se habían disipado.
"Sin importar cuáles hayan sido "sus intenciones al venir aquí, "creo que ahora ha elegido un bando y está a favor de nuestra causa".
Hombre: "El doctor Franklin ahora tiene una disposición "completamente americana.
Es un hombre maravilloso y bueno".
John Adams.
Narrador: En octubre de 1775, Franklin viajó a Massachusetts para reunirse con el general George Washington, quien necesitaba dinero, desesperadamente, por parte del Congreso para enfrentar a los británicos.
Estaba tratando de improvisar un ejército continental que, finalmente, iba a tener pescadores, colonizadores y trabajadores de granjas; inmigrantes recién llegados, vagabundos y adolescentes con pocos prospectos; indígenas americanos, afroamericanos libres y esclavizados, que tenían la esperanza de ser libres al final de la guerra.
Franklin le prometió a Washington que haría todo lo posible por ayudar.
De regreso, Franklin se reencontró con su hermana Jane, en Rhode Island.
Todavía era una refugiada de la Boston ocupada.
Él la persuadió de que fuera con él a Filadelfia e hicieron una breve parada en Nueva Jersey, para que ella pudiera ver a su sobrino William en la mansión del gobernador.
Franklin esperaba que el relato de Jane, sobre la masacre en Boston, hiciera que su hijo reconsiderara su lealtad hacia la corona.
Ella no tuvo éxito.
William sería el último gobernador real intentando hacer cumplir los mandatos del rey en América.
Sheila: La gente siempre se pregunta por qué había lealistas.
Creo que la verdadera pregunta debe ser: ¿Por qué había patriotas?
Ser un leal era no cambiar.
Era, simplemente, seguir creyendo en lo que siempre había creído toda su vida.
Su padre le enseñó a tener principios.
Estaba haciendo exactamente lo que su padre le había enseñado.
William: "Por el rey y el país "fue el lema que adopté "cuando entré en la vida política "y estoy decidido a mantenerlo "hasta que la muerte ponga fin a mi existencia mortal".
Narrador: William Franklin le había asegurado a sus superiores, en Londres, que no tenía intenciones de dejar su cargo.
Le aconsejó a su esposa Elizabeth que buscara refugio con unos familiares, en Barbados, pero ella insistió en quedarse con él en Nueva Jersey.
Pasarían diez años para que Benjamin Franklin volviera a ver a su hijo.
♪ Locutor: LAS TRECE UNIDAS.
Narrador: Un día, en Filadelfia, Franklin vio a un percusionista que había dibujado una serpiente de cascabel en su tambor con las palabras: "No pases sobre mí".
Benjamin: "Se me ocurrió que la serpiente cascabel "no se encuentra en ningún otro lugar del mundo "más que en América, "y que, por lo tanto, por esa razón, quizás, "era la elegida para representarla.
"Nunca inicia un ataque, "y, cuando está luchando, jamás se rinde.
"Debo confesar que no sabía qué pensar de las cascabel, "hasta que regresé, las conté y solo eran 13, "el mismo número de las colonias unidas "en América.
"Una sola cascabel "no es capaz de producir sonidos, "pero el zumbido de las 13 unidas "es suficiente para asustar al hombre más valiente que exista".
Narrador: Un delegado de Carolina del Sur hizo una bandera amarillo intenso, que se izó en el buque insignia del primer despliegue de marines de América.
En marzo de 1776, Franklin iba camino a Montreal, por tierra, para tratar de convencer a los canadienses de unirse a la causa colonial.
Al enterarse de la misión, William Franklin escribió de inmediato a Londres y dejó al descubierto los movimientos de su padre.
Era un arduo viaje de nueve semanas.
El intento de Benjamin fracasó, Canadá seguiría siendo leal.
Cuando regresó a Filadelfia estaba tan enfermo, que no pudo asistir a los debates en el Congreso.
Todo lo que le quedó de su aventura fue un gorro de piel de marta que mantenía su cabeza abrigada.
En junio de 1776, William fue arrestado por soldados patriotas en la mansión del gobernador.
Habían interceptado sus informes secretos sobre los debates en el Congreso Continental.
Lo declararon enemigo de su país.
El Congreso votó de forma unánime para transportarlo de Nueva Jersey a Connecticut bajo vigilancia.
Su padre, que todavía estaba en casa después de su viaje a Canadá, no tuvo que votar contra su hijo.
El 21 de junio de 1776, llegó un paquete a la casa de Franklin, en la calle Market.
Era de Thomas Jefferson, quien junto a Franklin, John Adams y otros dos delegados había sido designado para redactar una declaración de independencia.
Jefferson completó el primer borrador trabajando en una habitación rentada en el segundo piso de una casa, a unas cuadras de la casa de Franklin, acompañado de su sirviente esclavizado, Robert Hemings.
Le pidió a Franklin que proponga los cambios de su visión más amplia sobre el tema que le indiquen.
El viejo editor y escritor reconoció la elegancia de la prosa de Jefferson y solo hizo unos cuantos cambios antes de devolverla.
Clay: Franklin se sentó a reflexionar un poco y le hizo unas pocas sugerencias extraordinarias a Jefferson.
Una de las sugerencias es de clase mundial.
Jefferson había escrito: "Sostenemos como sagradas e innegables estas verdades".
Franklin dijo: no, sostenemos como evidentes estas verdades.
Así como dos más dos es cuatro y el sol sale en la mañana, así de evidente es que tenemos derecho a la revolución.
Walter: Franklin está diciendo, estamos tratando de crear una nueva clase de país en donde nuestros derechos vengan de una racionalidad y de la aprobación de los gobernados, no por los mandatos de una religión.
Christopher: Estaban haciendo algo muy radical y muy aterrador.
Decir que algo es evidente, que es sentido común, es decir que no hay otra forma de verlo, que solo una persona irracional que no está bien de la cabeza podría refutar esto que, de hecho, es bastante controvertido.
Es el típico truco de los abogados que dicen: todos estamos de acuerdo con esto.
¿Quiénes somos nosotros?
Ese nosotros es presuntuoso.
Bernard: Ellos no estaban hablando de liberar a las mujeres de ninguna forma en particular.
Mucho menos a las personas esclavizadas, pero, creció cada vez más porque... si hablamos de la libertad de la persona, suya y mía, estamos hablando de una libertad más grande que puede aplicarse a otras personas.
Narrador: El 2 de julio, el Congreso Continental aprobó, de manera unánime, la cláusula central de la declaración, proclamando así la independencia americana.
Dos días después, el 4 de julio de 1776, 12 de las 13 excolonias aprobaron la declaración en su totalidad.
Nueva York se tomó unos cuantos días para llegar a una decisión.
Benjamin: "Y, en apoyo de esta Declaración, "empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor".
Narrador: El mismo día en que Benjamin Franklin estaba votando para aprobar la Declaración, su hijo William llegó a Connecticut, en donde le informaron que ahora era, oficialmente, prisionero del recién creado Estados Unidos de América.
♪ Locutor: ELEGIR UN DESTINO.
H.W.
Brands: ¿Cuáles son las probabilidades en ese punto?
Si estuvieran escribiendo un libro al respecto, ¿por quién se irían?
El poder militar más grande estaba en Europa, sin duda, el más grande del mundo, y, por otra parte, tenemos a estas 13 colonias.
Había muy pocas probabilidades, por decir lo menos.
Christopher: Y también había una gran cantidad de hombres y mujeres esclavizados que observan la situación y tratan de ver si hay alguna forma en que este conflicto pueda servir a sus intereses personales y también a las personas como ellos, a nivel colectivo.
Entonces, tanto en las colonias como en sus fronteras están las naciones indígenas que tratan de comprender lo que esta creciente división puede significar para el control de sus tierras o para el acceso al comercio.
Todos sabemos cómo salió todo, pero en 1775 o 76 nadie tenía idea de lo que iba a pasar.
Así que elegir un bando también significaba elegir un destino.
Gordon: Cuando surge la revolución y se transforma en guerra, es una guerra civil.
Las familias, los amigos, los vecinos se dividen.
Stacy: Casi todos los que participaron en la guerra tenían familiares en el otro bando, casi siempre, de forma muy vitriólica.
Esto acabó con muchas familias.
En el caso de Franklin, llegó al punto en que rompió relaciones con su hijo por completo.
Narrador: En ese momento, habían llegado cientos de barcos británicos al puerto de Nueva York, con 35000 soldados y marineros británicos, y mercenarios hessianos: la más grande y mejor equipada fuerza expedicionaria del siglo XVIII.
El ejército de Washington sería fácilmente superado y expulsado de Long Island.
El almirante británico, Lord Richard Howe, le envió una carta a Franklin en la que ofrecía una tregua y perdón a los rebeldes, así como recompensas para los estadounidenses que contribuyeran a restaurar la paz.
Franklin y una pequeña delegación se reunieron con Howe, en Staten Island, el 11 de septiembre.
Howe ahora también propuso que las colonias pudieran controlar sus legislaturas y los impuestos, pero seguir siendo parte del imperio.
Los estadounidenses dijeron que era demasiado tarde.
Que debía pedirle permiso al rey para negociar con una nación independiente.
Howe les rogó que lo pensaran.
Dijo: cuando un americano cae, a Inglaterra le duele.
Y si América cae, agregó: lo voy a sentir y lamentar como si perdiera a un hermano.
Franklin respondió: daremos nuestro mayor esfuerzo para ahorrarle semejante sufrimiento a su señorío.
Se reunieron, hablaron y se fueron, escribió el secretario de Howe sobre el encuentro de tres horas: "Y ahora no queda nada más que pelear".
Dos semanas después de la reunión con Lord Howe, el Congreso eligió, en secreto, a Franklin para ser uno de los tres enviados a Francia en busca de la ayuda del rey Louis XVI para enfrentarse a Inglaterra.
Gordon: Él es la persona ideal.
Para comenzar, no hay nadie que conozca el mundo europeo como Franklin.
Y, además, es el estadounidense más célebre en Europa.
Es el indicado para el trabajo.
Narrador: El 27 de octubre ya estaba a bordo del Reprisal, un veloz, pero estrecho bergantín estadounidense de dos mástiles.
Lo acompañaban dos nietos: Temple de 16 años y Benny, el hijo de Sally, de 7 años.
14 años antes, cuando Francia e Inglaterra estaban en guerra, Franklin había navegado desde Inglaterra bajo la protección de la Marina Real.
Ahora era imperativo evadir los barcos británicos a toda costa.
"La dura travesía, a través del invernal Atlántico, "casi me destruye", escribió.
A bordo, la dieta de carne salada arruinó su digestión y le provocó furúnculos, costras y sarpullidos por todo el cuerpo, hasta su cuero cabelludo.
Llegaron a las costas de Francia a comienzos de diciembre.
Un pescador aceptó llevarlo, junto con sus dos nietos, a la orilla, a la aldea de Auray en Bretaña, a 300 millas de París.
La intención de Franklin era mantener un bajo perfil, pero la noticia de su arribo llegó a la capital mucho antes que él.
El verdadero objetivo de su visita: establecer una alianza formal con Francia, permanecía en secreto.
Pero a todos los lugares a los que iba era una sensación.
H.W.
Brands: En 1776, los franceses nunca habían escuchado nada de ningún estadounidense, a excepción de Benjamin Franklin.
Stacy: Desde el punto de vista francés, enviaron a la celebridad más grande del mundo, a este lado de Voltaire, a París.
Era como la reencarnación de Galileo o Newton.
Narración: La ciudad de Nantes celebró al reconocido Docteur Franklin, domador del rayo.
Y multitudes lo aclamaron cuando entraba en su carruaje a París.
Estaban fascinados con su gorro de piel de marta que se parecía al famoso gorro que usaba el Filósofo Rousseau, a diferencia de las pelucas empolvadas de la élite parisina.
Franklin lo usó para mantener su cabeza abrigada y para ocultar las antiestéticas llagas de su cabeza.
Joyce: Era un gran traje y un gran accesorio.
De inmediato se presentó como un hombre de ciencia.
Soy el famoso Benjamin Franklin, el Prometeo de la era moderna.
No lo olviden, vine por trabajo.
Narrador: Sus admiradores franceses ponían retratos de él en la repisa de la chimenea.
Se escribieron poemas sobre el gran científico y filósofo estadounidense que, milagrosamente, había llegado a su medio.
Se tradujo al francés una colección de aforismos del pobre Richard como La Science du Bonhomme Ricgard.
A Franklin le encantó.
Benjamin: "Querida Sally, "el medallón de terracota de mí "fue el primero de su clase que se hizo en Francia, "y la cantidad que se ha vendido "es increíble.
"Eso, además de las pinturas, "los bustos y los estampados "de los que se reparten copias por todas partes, "han hecho que la cara de tu padre sea tan famosa como la luna".
Clay: El rey Luis XVI estaba un poco molesto y le causaba gracia el culto a Franklin.
Pidió un orinal con el rostro de Franklin adentro, a manera de decir: ya basta.
Narrador: Franklin tenía asuntos serios y vitales que atender.
Sin el dinero, los suministros e, idealmente, la asistencia militar de Francia, quizás la lucha de Estados Unidos por la independencia estaría perdida y muy pronto.
Stacy: Sin duda, alguien tenía que entrar a respaldar esta revolución.
En las colonias no tienen pólvora ni equipamiento militar, solo unas cuantas armas, no tienen uniformes.
De hecho, no hay mucho de propósito en común.
El candidato obvio para esa alianza es Francia.
Ellen: La tarea de Franklin era sumamente complicada.
Tenía que convencer a un monarca para que ayudara a los estadounidenses a derrocar a otro monarca.
H.W.
Brands: Los franceses tenían motivos para oponerse a Gran Bretaña.
Querían debilitarla.
Pero el Rey Luis XVI no quería respaldar que se derrocaran monarquías.
Podría ser que les surgieran ideas a los franceses.
Narrador: Persuadir al rey de Francia y a sus ministros para que brindaran cualquier tipo de ayuda, requeriría delicadeza y discreción, persistencia y cálculos astutos.
Franklin estaba jugando la partida de ajedrez más trascendental de su vida.
Jugarla le exigía improvisar su estrategia una y otra vez por su cuenta.
Clay: Franklin entendía que allá no estaban comprometidos con la revolución republicana de su pueblo.
Solo querían vengarse de los británicos.
Si se alían con los colonos y dejan que ambos lados se desgasten, en esa prolongada lucha, eso mejoraría la posición de Francia en el equilibrio de poder en Europa y, quizás, les brinde la oportunidad de recuperar algo de terreno en el nuevo mundo.
Así es que todos están actuando según sus intereses.
Pero Franklin, y solo Franklin, sabe cómo negociar esto: lentamente, con suavidad, humor y paciencia.
Narrador: Se reunía frecuentemente y de forma clandestina con el conde de Vergennes, ministro de relaciones exteriores de Francia, a quien Franklin le parecía diplomático, inteligente sencillo.
Vergennes dispuso que se entregaran varios millones de libras francesas en secreto a los estadounidenses para que compraran suministros, pero eso sería todo lo que haría, a menos que la situación militar de los patriotas mejorara.
En ese momento, eso no parecía posible.
El ejército de George Washington había sido expulsado de Manhattan a través de Nueva Jersey y hasta Pensilvania.
Una gran fuerza británica que se desplazaba hacia el sur, desde Canadá, había capturado Fort Ticonderoga.
Su general, John Burgoyne, alardeó que, en Navidad, ya estaría de regreso en casa, en Inglaterra.
Los soldados británicos también amenazaban a Filadelfia.
El Congreso abandonó la ciudad, al igual que muchos de sus residentes.
Tan solo unos días antes, la hija de Franklin, Sally, había dado a luz a una niña.
Ahora toda la familia, incluida Jane, la hermana de Franklin, eran refugiados.
Después de una derrota estadounidense, en Brandywine Creek, Filadelfia cayó sin luchar.
Un oficial británico requisó el hogar de Franklin y se robó libros y documentos, instrumentos musicales y equipo científico.
En Francia, Franklin se esforzó por mostrarse optimista, a pesar de los reveses.
Los estadounidenses podrían soportar por 30 años, declaró con valentía.
Stacy: Franklin, primero que todo, era un hombre de prensa y, en esos primeros meses, cumplió ese papel al pie de la letra, en Francia.
Desarrollaba una campaña de desinformación.
Casi todos los hombres de Washington iban sin uniforme, alguien dijo algo espléndido, que podrían haber asustado a los británicos con su desnudez.
No tenían nada y Washington estaba desesperado.
Mientras Washington tiene muchos problemas, Franklin está en Francia diciendo: tenemos una victoria tras otra.
Tiene un ejército de 80000.
Sí, los británicos puede que se tomen Filadelfia, pero quedarán atrapados.
El río se va a congelar y no podrán regresar a sus barcos.
Washington los va a rodear.
Lo inventó todo.
Promoviendo una guerra que no está sucediendo y en ningún momento permite que esa máscara caiga en público.
Walter: Benjamin Franklin también se dio cuenta de que tenía que ganarse el corazón y la mente de los franceses.
Sabía que entre el pueblo francés había un creciente sentimiento de libertad, fraternidad e igualdad.
Y le sacó provecho al ser un diplomático público, no solo uno privado.
Narrador: Franklin se mudó de un hotel en la agitada París, a la aldea de Passy, a 2 millas al occidente, en donde un adinerado comerciante le ofreció quedarse en un ala de su inmensa propiedad y sin pagar.
Poco después, había un pararrayos en su techo.
Franklin envió a su nieto Benny a un internado, en Suiza, y nombró a Temple para que lo ayudara con el papeleo diplomático.
Había montañas de papeles, así como un flujo constante de visitantes que comenzaron a llegar después de enterarse de que el doctor Franklin vivía allí.
Benjamin: "No tienes idea de la forma "en que han acosado.
"El sonido de cualquier carruaje que ingresa a mi corte, me aterroriza".
Narrador: Además de sus intentos constantes de conseguir más dinero de los franceses, gran parte del tiempo de Franklin se iba en tramitar solicitudes de europeos dispuestos a luchar contra los odiados ingleses, en Estados Unidos.
Benjamin: "Por lo general, "si un hombre no tiene un talento útil, "no sirve para nada "y es una carga para sus parientes, "están de deshacerse de él y mandarlo al otro extremo del mundo".
Narrador: Llegaban de todas partes de Europa.
Todos ellos, sin importar sus talentos y experiencia, esperaban ser nombrados oficiales.
Finalmente, Washington le rogó a Franklin que no enviara a nadie más, pero tres de los hombres que Franklin recomendó demostraron ser invaluables para la revolución: el conde Casimir Pulaski, de Polonia, organizó la caballería estadounidense y sirvió con valentía y distinción antes de caer en acción en Savannah, Georgia.
El barón Friedrich Wilhelm von Steuben desarrolló un sistema de disciplina y entrenamiento militar, y, además, impresionó a los soldados continentales con su capacidad para maldecir en varios idiomas.
Y el marqués de Lafayette, de Francia, cuyo padre había sido asesinado por los británicos en la guerra de los Siete Años, creía que dañar a Inglaterra es servir a mi país.
Tan solo tenía 19 años, cuando viajó a Estados Unidos y se convirtió en el hijo sustituto del general Washington y en uno de los defensores más fervientes de la revolución.
En los inicios de su misión diplomática, a Franklin le advirtieron: está rodeado de espías que vigilan todos sus movimientos, a quién visita y quién lo visita.
Dijo que no le importaba.
Benjamin: "Como es imposible evitar "que los espías me vigilen, "hace mucho tiempo que sigo una norma: "No involucrarme en asuntos que me avergüencen "si se hacen públicos.
"Por lo tanto, "si estuviera seguro de que mi valet es un espía, "que casi, seguro, lo es, "creo que no debería echarlo por eso, si me agrada por otros aspectos".
Narrador: El principal espía, en el medio de Franklin, no era su valet.
Era Edward Bancroft, un científico de Massachusetts que ahora era el secretario de la debelación estadounidense, en Francia, con acceso a toda clase de documentos y cartas.
Cada semana, Bancroft escribía lo que parecían ser cartas personales, y, luego, con tinta invisible, escribía sus informes clandestinos en los márgenes.
Todos los martes, en la noche, las dejaba en el hoyo de un árbol, en el jardín de las Tullerías, de donde las recogían y las llevaban a la embajada británica, en París.
Por su trabajo como agente secreto, Inglaterra le pagaba 1000 libras al año, la misma cantidad que le pagaba Estados Unidos por ser secretario.
Su doble juego solo se conoció cien años después.
Stacy: Franklin estaba rodeado por dos grupos de espías extremadamente eficientes: espías franceses que, a su vez, estaban rodeados por un grupo de espías británicos.
Y, básicamente, cada papel que salía del escritorio de Franklin terminaba en el lugar equivocado, ya sea en Versalles o en Londres, pero rara vez llegaba a las colonias.
Bernard: Franklin no era tonto, sabía lo que estaba pasando.
Sabía que ese espionaje favorecía a Estados Unidos, porque los británicos creían que Estados Unidos y Francia eran muy cercanos.
Y Franklin no hizo nada, simplemente permitió que sucediera.
Narrador: El 4 de diciembre de 1777, un mensajero llegó a la residencia de Franklin, en Passy, con noticias sorprendentes.
Después de dos batallas cerca de Saratoga, Nueva York, el general británico Burgoyne había quedado rodeado por una fuerza estadounidense más grande y, el 17 de octubre, se rindió junto con todo su ejército de casi 6000 soldados.
Stacy: Saratoga cambió todo, era el momento que Franklin esperaba y no hay razón para que los franceses establezcan una alianza seria hasta que los estadounidenses demuestren que pueden ganar la guerra o, al menos, dar la pelea.
Esa es la noticia que debe enviarle a Vergennes, el ministro de exteriores francés, y a la corte, para poder decirles: muy bien, ¿ya nos van a tomar en serio?
Porque, hasta ese momento, la ayuda había sido extraoficial.
¿Ahora sí van a respaldar, de manera oficial nuestra revolución?
Narrador: Franklin se lanzó a la acción.
Escribió informes sobre la victoria estadounidense para divulgar por todo París, elogiando a los valientes soldados franceses que ahora servían en Estados Unidos, como Lafayette, y haciéndole entender al embajador británico que había subestimado a Franklin por completo.
Hombre: "Nos enfrentan entre nosotros.
"La sutileza natural de Franklin "le otorga una gran ventaja "en esta clase de juego.
"Es evidente que, en esta situación, "la paz entre Inglaterra y la Casa de Borbón pende del hilo más pequeño".
Narrador: El 6 de febrero de 1778, Franklin se reunió con Vergennes y firmó dos tratados.
El primero, un tratado de amistad y comercio, significaba que la asistencia francesa fluiría en grandes cantidades y ya no sería secreta.
El otro, y el más importante, era un tratado de alianza militar.
Francia se había unido a la guerra de Independencia de Estados Unidos de manera oficial.
Walter: Cuando firmaron el tratado, llevaba un traje viejo y desgastado.
Es el mismo que había usado en la Gallera, en donde los lores ingleses lo habían reprendido por lo que estaba haciendo.
Alguien le preguntó por qué se había puesto ese abrigo.
Y contestó: para darle un poco de venganza.
Narrador: Un mes más tarde, se presentó ante el rey Luis XVI, en Versalles.
Stacy: Se reunió con el rey, quien lo felicitó y le dijo: espero que esto sea por el bien de ambos países.
Y entonces Franklin profirió una frase, de una traición casi asombrosa, donde, básicamente, le dice al rey que: si todos los dirigentes gobernaran con su benevolencia, nunca se formarían repúblicas.
Narrador: Un estadista francés proclamó que Franklin le había arrebatado el rayo a los cielos y ahora el cetro a los tiranos.
Locutor: DAMAS.
Benjamin: "Esta es la nación más civilizada de la Tierra.
"Tus primeros conocidos "se esfuerzan por conocer tus gustos, "y luego, se los cuentan a otros.
"Parece que alguien se enteró "de que me gustan las mujeres, "así que todos me presentaron a sus damas "o las damas se presentaron ellas mismas "para que las abrazara.
"Es decir, para que las besara en el cuello.
"Con respecto a besar los labios "o las mejillas, "eso no es lo que se acostumbra aquí.
"Lo primero, se considera grosero, "y, lo segundo, puede hacer que se caiga la pintura.
Es encantador vivir entre ellos".
Narrador: Mientras estuvo negociando y maniobrando la alianza con Francia, Franklin se sumergió en los círculos intelectuales y los salones sociales de París.
Para él, hacía parte de su diplomacia y era muy entretenido.
Clay: Londres le había fascinado, pero adoraba París.
En Francia se podía coquetear con un gran nivel de sofisticación y todo era un hermoso juego de ballet sexual.
La verdad no tenía nada que ver con carnalidad.
Era más sutileza y coquetería, en la medida justa.
En Francia encontró una felicidad personal que nunca había tenido en su vida.
Stacy: No era posible encontrar a nadie, excepto sus colegas, que no cayera bajo los encantos de Benjamin Franklin.
A Franklin lo adoraban en todas partes y lo mimaban en París, sobre todo las mujeres francesas.
Para ellas, cada palabra que salía de su boca era una gema.
Y a Franklin le encantaba que estas mujeres, básicamente, estaban con él todo el tiempo.
Narrador: Franklin quedó fascinado, en especial, con una vecina de Passy, madame Brillon de Jouy.
Era hermosa y de buena educación, y con 33 años, era un año menor que Sally, la hija de Franklin.
Él iba a su casa dos veces por semana a tomar té y escuchar música, compuso ensayos en su honor y una vez jugó una partida de ajedrez, tarde, en la noche, mientras ella lo observaba desde su bañera cubierta.
Walter: Creo que la relación de Franklin con las mujeres era más mental que carnal.
Le encantaba coquetear, le encantaba estar con ellas, pero no creo que estuviera detrás de un romance verdaderamente pasional con ninguna.
Ellen: Nunca sabremos qué pasó.
Creo que Madame Brillon le dijo a Franklin que era una mujer casada y que cualquier cuchi-cuchi estaba fuera de discusión.
Creo que Franklin debió sentirse decepcionado, pero se lo tomó con dignidad y, desde ese momento, acordaron que él sería papá y ella sería su hija.
Narrador: Las atenciones de Franklin pasaron a otra mujer más cercana a su edad.
Anne-Catherine Helvétius, tenía casi 60 años y era una viuda que vivía en una hacienda cerca a Passy.
Excéntrica y de espíritu libre, era anfitriona de uno de los salones más famosos de Francia al que asistían intelectuales y artistas.
Franklin se convirtió en un visitante regular.
A veces tocaba su armónica de vidrio mientras las personas cantaban sus baladas escocesas favoritas en francés.
Stacy: Era la viuda de un filósofo.
Muy bohemia.
Tenía un grupo de gatos a los que vestía con brocados y sedas, y que, básicamente, andaban por toda la casa y comían en vajillas de porcelana.
Con esa colección de animales Benjamin quedó embelesado.
Benjamin: "Si esta dama quisiera pasar sus días "con monsieur Franklin, "él estaría igual de contento de pasar las noches con ella".
Narrador: Ella se negó, pero nunca lo disuadió para que no la colmara de afecto.
Stacy: En un punto, básicamente, él le dijo: me quedaré en Francia, si me aceptas.
Pero a ella no estaba interesada.
Diría que, quizás, esa fue la relación más seria que tuvo con alguna de las mujeres francesas.
Narrador: Entretanto, el calendario social de Franklin siempre estaba lleno de almuerzos, tés y fastuosas cenas.
Philip: No hablaba ni entendía el francés muy bien.
Quería poder ver la comida frente a él en una cena de gala, pero, al mismo tiempo, tenía que poder ver los labios de quienes le hablaban al otro lado de la mesa.
Entonces se frustró porque con sus lentes no podía hacer ambas cosas.
Ese era el típico Franklin.
Él analizó el problema, cortó sus lentes por la mitad y los pegó para que la parte de arriba cumpliera una función y la parte de abajo, la otra.
Narrador: A su nuevo invento lo llamó anteojos dobles, bifocales.
Y Franklin estaba listo para jugar ajedrez con quien fuera.
H.W.
Brands: Una vez estaba en una partida de ajedrez con la duquesa de Borbón.
Franklin afirmó que no conocía las reglas y capturó al rey.
Su oponente, la duquesa, le dijo: bueno, en Francia no capturamos reyes.
Así no es como se juega.
Y él dijo: pero en Estados Unidos sí.
John: "Era tarde cuando desayunó "y, tan pronto terminó, "llegaron un montón de carruajes.
"La gran mayoría eran de mujeres y niños "que venían a tener el honor de ver al gran Franklin, "para tener el placer de que les contara historias "sobre su simplicidad y su cabeza calva.
"Lo invitaron a cenar todos los días "y nunca se negó.
Era para lo único que era puntual".
John Adams.
Narrador: En abril, mientras los tratados atravesaban el Atlántico, John Adams llegó a París.
El Congreso lo envió para que presionara de forma más vehemente por una alianza con Francia, y quedó desilusionado al saber que Franklin ya había firmado dos tratados.
Todavía más enervante le resultó la forma en que, al parecer, Franklin se estaba comportando.
Adams lo denominó un espectáculo de derroche continuo.
Bernard: Quedó completamente horrorizado.
El escritorio de Franklin era un desastre, había papeles por todas partes.
Y no había seguridad.
Clay: Adams dijo: ¿dónde está el pobre Richard?
Acostarse y levantarse temprano hace a un hombre sano, rico y sabio.
¿Dónde está ese Franklin que es famoso por su disciplina?
Stacy: Es difícil imaginar que dos personas tan talentosas, dos hombres que tienen tanto en común, tengan temperamentos supremamente opuestos.
Uno de ellos era muy rígido, dogmático y brillante.
Y el otro era muy flexible y despreocupado, amable y brillante.
Y los dos se irritaban mutuamente.
Walter: Adams desconfiaba mucho de los franceses.
Bastante puritano, Adams aprendió francés memorizando oraciones fúnebres y Franklin aprendió francés escribiendo poesía y cartas a mujeres.
Joseph: Franklin sabía cómo ser popular y Adams no tenía idea de cómo hacer eso.
De hecho, para Adams la popularidad era una señal de que no estaba haciendo lo correcto.
Stacy: La popularidad de Franklin le producía distracción a Adams.
Él siente que Franklin no es eficiente y que se entregó del todo a los lujos del viejo mundo, y, para completar, las personas se le lanzan encima desde todo lado.
No puede soportar que celebren a quien parecía un colega sumamente irresponsable.
Narrador: Poco después de llegar, Adams acompañó a Franklin a la Academia de Ciencias a visitar a Voltaire, el más grande escritor y filósofo de la Ilustración de Francia.
Tenía 83 años y quebrantos de salud.
Fallecería en un mes.
Cuando la multitud exigió que los dos hombres se abrazaran, Adams tuvo que observar desde afuera.
Stacy: Adams era un hombre impaciente.
Era frágil.
Él no comprendía los canales diplomáticos.
Y tampoco comprendía cómo funcionaba la corte francesa.
No entendía que, en gran parte, el secreto del éxito de Franklin era su inactividad, el hecho de que, en esencia, era decente y gentil.
Y expresaba su gratitud a las personas que estaban respaldando nuestra revolución.
Adams quería exigir cosas en todo momento y se convirtió en una persona indeseada en la corte francesa.
Joseph: Tenemos al policía bueno y al policía malo.
Y Franklin es el policía bueno.
Creo que en lugar de verse como el bueno y el malo, se convierten en un equipo eficaz que favorece la causa estadounidense.
Es, quizás, el mejor equipo de talento diplomático en la historia de Estados Unidos, dos personas.
Pero, los franceses ven a Adams, sobre todo, Vergennes, el ministro de exteriores francés, como un tipo insoportable.
Narrador: En febrero de 1779, Adams se enteró de que, por insistencia de Vergennes, el Congreso había nombrado a Benjamin Franklin el único representante de Estados Unidos en Francia.
John Adams regresó a casa.
Locutor: ENTERRADO VIVO.
♪ Sheila: Esta guerra no era una guerra seccional.
No era el Norte contra el Sur.
Estadounidenses luchaban contra estadounidenses.
Era una guerra continental en la que cada persona tenía que decidir de qué lado estaban.
Narrador: Después de que llevaran a William Franklin como prisionero a Connecticut, en 1776, lo persuadieron de firmar un documento en el que prometía no intentar escapar y no trabajar contra los patriotas, y así quedar bajo arresto domiciliario en una cómoda casa.
No duró mucho.
Comenzó a escribirse en secreto con oficiales británicos que estaban en Nueva York, aconsejándoles sobre los lealistas en Connecticut y Nueva Jersey.
El Congreso se enteró de lo que William estaba haciendo y ordenó su traslado a la infame penitenciaría de Litchfield.
Estuvo en confinamiento solitario durante ocho meses, sin más que un orinal y un camastro de paja en el suelo.
Escribió que: "fue como si me hubieran enterrado vivo".
Su esposa Elizabeth se había mudado a la Ciudad de Nueva York, controlada por los británicos, en donde su ya delicado estado de salud empeoró.
William apeló al general Washington y le rogó por un permiso para verla.
William: "Estoy seguro de que mi padre "agradecerá una indulgencia "con respecto a mi presente solicitud, "ya que él tiene a mi esposa "en la más alta estima, y creo que, "si bien tenemos diferencias, a nivel político, "eso no ha hecho "que su afecto por mí se deteriore, al igual que mi afecto por él sigue intacto".
Narrador: Washington presentó su solicitud ante el Congreso, que se negó a intervenir.
Ese mismo día, Elizabeth falleció a los 43 años.
En su celda, la salud de William comenzó a deteriorarse.
William: "Mi vida se me ha convertido "en una carga.
"En resumen, "estoy en tanto sufrimiento "que deberían hacerme el favor de sacarme de inmediato y dispararme".
Narrador: Sally, la hija de Franklin, y su esposo, acudieron al Congreso para que lo trasladaran.
Lo mismo hicieron muchos amigos de Franklin de Filadelfia.
En Francia, el mismo Benjamin Franklin no hizo nada para ayudar a su hijo.
En septiembre de 1778, el Congreso aprobó un intercambio de prisioneros.
Los británicos liberaron al gobernador patriota de Delaware.
A William Franklin lo trasladaron a Nueva York.
Se creyó que zarparía hacia Inglaterra.
En lugar de eso, se quedó para ayudar a los británicos a establecer una red de espías que operara tras las líneas estadounidenses y a organizar unidades de guerrilla que hicieran asaltos a lo largo de la costa de Connecticut y Rhode Island y por el río Hudson, en Nueva York.
Sheila: Salió del tiempo que pasó en prisión, del mismo modo que Benjamin había salido de la Gallera.
Estaba furioso y quería hacer todo lo posible para derrotar a los patriotas.
Se convirtió en el director de algo llamado Consejo de asociados lealistas, que, simple y llanamente, era una organización terrorista.
Narrador: En Nueva Jersey, los patriotas asesinaban lealistas de forma rutinaria.
En respuesta, el grupo de William emitió una advertencia.
William: "Una advertencia para los rebeldes: "Si continúan con sus asesinatos "y sus atrocidades, nosotros los lealistas, "declaramos, solemnemente, "que colgaremos a seis por cada uno, y que serán de sus jefes y líderes".
Narrador: Los rumores de la alianza con Francia hicieron que los británicos abandonaran Filadelfia y reforzaran sus defensas en Nueva York.
La familia de Franklin regresó a su hogar en la calle Market.
Sally organizó a las mujeres, quienes fueron puerta a puerta para recaudar dinero para el Ejército Continental y tejieron camisas para los hombres de Washington, pero en el resto de Estados Unidos, la guerra no iba bien.
La primera operación militar en conjunto entre Francia y Estados Unidos, en Rhode Island, fracasó en su intento de sacar a los británicos de Newport, quienes iniciaron su propia ofensiva en el Sur.
Capturaron Savannah, en Georgia y después, Charleston, en Carolina del Sur, en donde se rindieron 5000 soldados estadounidenses, con cuatro barcos y 300 piezas de artillería.
Un ejército británico al mando del general Lord Cornwallis salió poco después hacia Virginia.
George Washington le escribió a Franklin: "Nuestra situación "hace que una de estas dos cosas "sea esencial para nosotros: "la paz, o la asistencia más vigorosa "por parte de nuestros aliados, en particular en forma de dinero".
Lafayette le informó a Franklin lo terrible de la situación.
Lafayette: "Mi querido amigo, "no tienes idea de la situación tan alarmante "en la que se encuentra el ejército.
"Estamos desnudos, sorprendentemente desnudos, "en la peor situación que hemos estado jamás "en ese aspecto.
"Por el amor de Dios, "envíennos 15000 o 20000 uniformes, "y que se haga, de tal manera, que salgan de Francia lo más pronto posible".
Narrador: En Francia, gestionar la compra y el envío de suministros resultó ser sumamente lento.
Franklin hizo todo lo posible por acelerar las cosas, pero algunos, en el Congreso, igual lo culparon por las demoras y hablaron de reemplazarlo.
La noticia enfureció a Vergennes.
Él había aprobado un auténtico regalo, no un préstamo, el más grande de la guerra a Estados Unidos y le escribió al Congreso que este les había sido otorgado, precisamente, por la persistencia de Franklin.
Entretanto, Franklin escribió al Congreso solicitando que lo reemplazaran.
Benjamin: "Ya tengo 75 años.
"He participado en los asuntos públicos "y he disfrutado de la confianza del público, "de una forma u otra, "durante este largo periodo de 50 años, "un honor suficiente para satisfacer "cualquier ambición razonable.
"Ya no me queda más que descansar, "algo que espero me conceda el Congreso y envíe a otra persona para ocupar mi cargo".
Narrador: El 19 de noviembre de 1781, un joven comerciante estadounidense llamado Elkanah Watson estuvo de visita en Passy y encontró al anciano absorto en sus pensamientos.
Franklin lo invitó a cenar, tocó una tonada pastoral escocesa para él en la armónica, y luego se pusieron a hablar hasta entrada la noche sobre el estado de la guerra.
Elkanah: "Sopesamos las probabilidades, "comparamos las vicisitudes, "analizamos los mejores mapas y, al final, "llegamos a un presagio descorazonador: "que la flota inglesa iba a interceptar "y a destruir la flota francesa, "atracar con su ejército "y destrozar el cuartel de Washington.
"Así, nuestro infeliz país "volvería a sangrar por cada vena "y nuestro implacable enemigo podría retomar la guerra con un fresco vigor".
Ellen: Franklin estaba extremadamente desanimado.
Trabajaba día y noche para enviarles a los estadounidenses todo lo que necesitaban, Pero la guerra seguía prolongándose.
Entonces, cuando un mensajero llegó a medianoche con la noticia de la victoria en Yorktown, eso lo transformó.
Narrador: Un mes antes, el ejército de Washington de 9000 estadounidenses y casi el mismo número de soldados franceses, habían atrapado al general británico Cornwallis en Yorktown, en la península de Virginia.
La flota francesa en el mar había acabado con sus opciones de recibir suministros o refuerzos.
Después de ocho días de constantes bombardeos, Cornwallis y sus 8000 tropas se rindieron el 19 de octubre de 1781.
Lafayette, un comandante de división de las fuerzas estadounidenses, estaba al lado de Washington.
Walter: Si Francia no hubiera enviado barcos, si Lafayette no hubiera venido, si Vergennes y otros no hubieran hecho lo que hicieron.
Si la Marina francesa no nos hubiera estado ayudando cuando llegamos a Yorktown, no creo que las colonias hubieran podido ganar la guerra de Independencia.
Yo creo que, al sellar la alianza con Francia, Benjamin Franklin hizo tanto por ganar la guerra como cualquiera, a excepción, quizás, de George Washington.
Narrador: Los estadounidenses habían conseguido una gran victoria, pero los británicos todavía tenían 26000 soldados en América del Norte y la guerra contra Inglaterra no había terminado.
Tampoco los deberes de Franklin.
El Congreso se rehusó a aceptar su renuncia, y, en lugar de eso, le dio otra misión.
Ahora hacía parte de una delegación para dar inicio a unos diálogos de paz con Inglaterra.
Franklin hizo una lista de cuatro exigencias no negociables durante las conversaciones informales con los británicos y rechazó su sugerencia de que los estadounidenses sacaran a los franceses de las negociaciones.
Para empeorar las cosas, cuando otros dos negociadores estadounidenses llegaron a París, los dos tenían su propia opinión acerca de la mejor forma de avanzar.
Uno era John Jay, un abogado neoyorkino brillante.
El otro era John Adams.
John: "Confieso que no tengo "una amistad con Franklin.
"Que sería incapaz de tener una amistad "con un hombre de su calidad moral.
"Toda su vida ha sido un insulto constante "a las buenas costumbres y a la decencia.
"No puedo confiar en su palabra.
"Nunca sé cuándo dice la verdad y cuándo no.
"Deseo, con toda mi alma, "que se retire del servicio público "y que, en su retiro, "se arrepienta de su vida pasada "y se prepare, como es debido, para el otro mundo".
Joseph: Franklin era un hombre que había venido a la Tierra para enloquecer, por completo, a un tipo de hombre como Adams.
El mismo Franklin le escribió al Congreso en la época en que ambos eran ministros en Francia y les dijo: John Adams es un hombre honesto, a veces demasiado honesto, pero, en cierta forma, y para algunas cosas, ha perdido completamente la cabeza.
Narrador: A pesar de sus diferencias, los estadounidenses se dispusieron a trabajar.
John Jay acordó con Adams que no debían consultar a Vergennes, a pesar de que era una exigencia de la alianza con Francia.
En aras de la unanimidad, Franklin aceptó a regañadientes.
En noviembre de 1782, más de un año después de Yorktown, parecía que iban a alcanzar un acuerdo preliminar.
Inglaterra reconocería la independencia de Estados Unidos, retiraría a sus tropas, les otorgaría a los estadounidenses derechos de pesca en la costa de Terranova y renunciaría a cualquier reclamo por las tierras al sur de los Grandes Lagos, pero había un escollo.
Los ingleses querían una cláusula que indemnizara a los lealistas estadounidenses por sus pérdidas durante la guerra.
Adams y Jay lo consideraron.
Franklin no cedió.
Clay: Franklin se enojó.
No se enojaba muy seguido, y dijo: esperen un momento.
Ustedes acabaron con nuestras cosechas, quemaron nuestras ciudades.
Llevaron a nuestros ciudadanos al otro lado del Atlántico y los torturaron.
Ustedes aterrorizaron a los ciudadanos de Estados Unidos.
No me hablen de indemnizar a los lealistas, a menos que ustedes paguen por Norfolk y todas las ciudades que quemaron y arrasaron, todas las casas que destruyeron y las vidas que arruinaron.
Narrador: El mismo Adams se sorprendió por la vehemencia de Franklin sobre el tema.
Su furia se debía, en parte, a los informes sobre la conducta de su hijo en Estados Unidos.
Decididos a que la guerra siguiera, a pesar de la derrota de los británicos, en Yorktown, el grupo de guerrilleros saqueadores de William habían continuado con sus ataques.
En un incidente infame, colgaron a un líder patriota en medio de lo que, se suponía, era un intercambio pacífico de prisioneros.
Fue una atrocidad que amenazó con convertirse en una crisis internacional que complicó la diplomacia de Franklin en París en el momento menos indicado.
A finales de 1782, se firmó un acuerdo de paz preliminar en París, que luego se envió a Londres y a Filadelfia para ser aprobado.
No exigía que se indemnizara a los estadounidenses que habían permanecido leales a Inglaterra.
Y Francia, que tanto le había dado a la nueva nación, fue excluida por completo.
A Franklin se le asignó la tarea de suavizar las cosas con Vergennes.
Clay: Franklin le escribió a Vergennes una de sus mejores cartas, en la que se disculpó por lo que pasó de una forma hermosa y, de hecho, le puso fin a lo que hubiera podido ser una crisis internacional, porque no habíamos cumplido nuestra promesa de cuadrar los aspectos diplomáticos para poner fin a la guerra junto con Francia, pero en esa misma carta de disculpa a Vergennes, en esa obra maestra, escribió: "A propósito, también necesitamos más dinero".
Y se lo dieron.
Narrador: Finalmente, el 3 de septiembre de 1783, se firmó el Tratado de París.
Inglaterra reconoció a sus excolonias como Estados Unidos de América de manera oficial.
La guerra de Independencia había llegado a su fin.
Los miembros de la delegación británica se negaron a posar para un retrato para conmemorar el momento.
En la pintura sin terminar, Franklin está sentado en el medio con su nieto Temple, el secretario de la delegación, a su izquierda.
A la derecha de Franklin está John Adams, quien ya estaba preocupado por cómo registraría la historia la guerra de Independencia.
John: "La historia de nuestra revolución "será una mentira continua de un lado a otro.
"La esencia del todo "dirá que el pararrayos del doctor Franklin "batió la Tierra "y que de ahí brotó el general Washington.
"Que Franklin lo electrocutó con su pararrayos, "y de ahí en adelante ese par dirigieron "todas las políticas, las negociaciones, la legislación y la guerra".
Joseph: El Tratado de 1783 es uno de los tratados más desequilibrados en la historia diplomática de Estados Unidos.
Es una absoluta victoria para Estados Unidos.
Francia, los demás países de Europa y Gran Bretaña reconocieron su independencia.
Y nos quedamos con la tercera parte del continente, todo desde el Misisipi hasta el Atlántico y desde la frontera de Canadá hasta Florida.
Ahora éramos una nación más grande que Francia, Inglaterra y España juntas.
Hubo un consenso, al final, entre los negociadores, incluso los británicos, de que estaban siendo testigos de la creación de un imperio estadounidense.
Ellen: Al final de la guerra, las arcas de Francia estaban, prácticamente, vacías.
Francia había tenido la satisfacción de derrotar a su archienemigo, Gran Bretaña, pero no contaban con llevar a su país a la bancarrota en el proceso.
Entonces Franklin, en cierto modo, extrajo la sangre vital de las arcas reales y a cambio les dio algo con lo que no contaban... encendió una llama, no solo en Francia, sino en toda Europa, al promover los ideales democráticos que Estados Unidos defendía.
Acabar con la tiranía era algo que todos los campesinos podrían entender.
Narrador: Para los indígenas americanos, el tratado fue devastador.
Muchas naciones habían decidido que era mejor aliarse con los británicos, no con los colonos, quienes habían sido invasores en sus tierras por dos siglos.
Ahora, Estados Unidos reclamaba un territorio mucho más vasto y, a medida que los ciudadanos blancos se asentaban más al occidente, más pueblos nativos serían despojados de sus tierras, sin importar qué bando hubieran apoyado durante la guerra.
En el verano y el otoño de 1783, de repente aparecieron globos inmensos sobre los cielos de París.
Cientos de miles de personas salieron a ver personas volar por primera vez.
Clay: Franklin estaba observando eso, con su habitual espíritu de, bueno, ¿qué augura esto y cuáles son sus aplicaciones para la guerra?
¿Para viajar?
¿Para divertirse?
Un hombre que estaba a su lado viendo todo, dijo: interesante, ¿pero para qué sirve?
Franklin lo volteó a ver y le dijo: ¿para qué sirve un bebé recién nacido?
Narrador: A comienzos de 1785, otro globo cruzó el Canal de la Mancha y aterrizó en Francia.
Llevaba la primera carta por correo aéreo, dirigida a Temple Franklin, en Passy.
Venía de su padre, William, que ahora estaba en Londres.
Había restablecido su relación con Temple y esperaba poder hacer lo mismo con su padre.
William: "Querido y respetado padre: "desde el final del nefasto enfrentamiento "entre Gran Bretaña y Estados Unidos, "he tenido ansias de escribirte "en un intento de revivir esa conexión afectiva "que, hasta el inicio de esos problemas, había sido el orgullo y la felicidad de mi vida".
Benjamin: "Querido hijo: he recibido tu carta.
"Nada me ha dolido tanto "ni me ha embargado con sensaciones tan profundas "como verme abandonado en la vejez "por mi único hijo.
"Y no solo abandonado, "sino ver que se alza en armas en mi contra.
"Hay deberes naturales "que se anteponen a los políticos "y que estos no pueden destruir.
"Puedes confiar los asuntos familiares "que quieras tratar conmigo a tu hijo.
Tendré noticias tuyas a través de él".
H.W.
Brands: Benjamin Franklin se distanció de muchos de sus conocidos y amigos británicos durante la guerra, pero cuando esta terminó, logró restablecer todas esas relaciones, menos con William.
Y creo que no puedo decir por qué exactamente.
William estaba dispuesto a reconciliarse, pero Benjamin no.
Tan solo puedo imaginar que William le extendió la mano a su padre, pero este no se la quiso dar.
Supongo que el dolor era muy profundo.
Narrador: En mayo de 1785, Thomas Jefferson había llegado como nuevo embajador ante Francia y Franklin se enteró de que el Congreso por fin había aceptado su renuncia.
En julio estaba listo para partir, junto con sus nietos Temple y Benny.
Cruzaron el Canal de la Mancha y se quedaron varios días en el puerto de Southampton, en donde Franklin visitó a algunos de sus más antiguos amigos ingleses.
Entonces, William llegó.
Él y su padre no se habían visto en una década.
Independientemente de las expectativas que William tenía para la reunión, su padre la abordó como una negociación comercial.
Insistió que las escrituras de las propiedades de William, en Estados Unidos, quedaran a nombre de Temple.
Franklin también dejó en claro que Temple, hijo de William, regresaría con él a Estados Unidos.
Se redactaron documentos legales.
William los firmó todos.
No se volverían a ver nunca más.
El 27 de julio, el barco de Franklin zarpó en esta, la octava vez que cruzaba el Atlántico.
A bordo, pronto se sumergió en su trabajo científico más constante desde sus experimentos con electricidad, en 1752.
La mayoría del tiempo se enfocaba en observaciones y teorías sobre el océano y los barcos: desde los diseños más eficaces de cubiertas y velas, hasta análisis de las canoas hawaianas de los isleños del Pacífico y las canoas de los indígenas americanos, desde propuestas para hacer mejores anclas e incluso un mejor plato sopero que redujera las posibilidades de que la sopa se regara cuando el barco se moviera.
Y con ayuda de Temple y Benny, siguió recopilando detalles sobre la corriente del Golfo, tomando la temperatura del aire y el agua tres veces al día, durante más de 40 días.
Por fin, su barco atracó en el muelle de Filadelfia, 62 años después de la primera vez que llegó como un adolescente fugitivo.
En ese entonces, nadie sabía quién era él.
Esta vez, lo recibieron con cañones estridentes, el repique de las campanas de las iglesias y los vítores de sus compatriotas estadounidenses.
Stacy: Lleva ocho años y medio afuera.
Está a punto de ver un país creado por él.
No existía cuando se fue.
Es un regreso bastante extraordinario.
Lo recibieron en el muelle de Filadelfia con aglomeraciones y aplausos.
Narrador: La multitud lo llevó hasta su hogar, en la calle Market, en donde su hija Sally le presentó a cuatro nietos nuevos que habían nacido en su ausencia.
Benjamin: "Ahora estoy en el seno de mi familia.
"Y me encuentro "con cuatro pequeños parlanchines "que se cuelgan de las rodillas de su abuelo y me producen un gran placer".
Locutor: UNA UNIÓN MÁS PERFECTA.
Narrador: En mayo de 1787, delegados de todas las antiguas colonias comenzaron a reunirse, nuevamente, en Filadelfia.
Los Artículos de la Confederación que se habían redactado después de la Declaración de Independencia, demostraron ser inadecuados para la nueva nación durante la guerra de Independencia.
Walter: Cuando se convocó la Convención Constitucional, esa era la última oportunidad de Estados Unidos de organizarse.
Los Artículos de la Confederación no hacían lo que Franklin había pedido, que era unir a las colonias en una sola nación.
Narrador: Cuando George Washington llegó a Filadelfia, su primera parada fue visitar a Franklin.
Hombre: Él era una de dos grandes figuras en la Convención Constitucional.
Estaba George Washington y también Benjamin Franklin.
No había un tercero.
Joseph: Hasta el final de la guerra, si se quería calificar a los líderes estadounidenses, Washington hubiera ido detrás de él y Franklin habría estado a la cabeza.
Franklin es el mejor hombre.
Al final de la guerra, Washington le llevaba la delantera y en su testamento, Franklin dijo: le dejo mi bastón de tres patas para que camine hacia su destino.
Narrador: El 25 de mayo de 1787, en el primer día de reunión de la convención, Washington fue elegido por unanimidad para presidirla.
Walter: La salud de Benjamin Franklin comenzaba a deteriorarse.
Prisioneros de la prisión Walnut Street lo cargaban desde su casa, en la calle Market, por las dos o tres cuadras hasta lo que ahora se conoce como el Independence Hall.
Narrador: Franklin tenía 81, estaba casi paralizado por la gota y cálculos en los riñones, pero solo dejó de asistir a una reunión.
Desde el comienzo, quedó claro que los 55 delegados no estaban de acuerdo en los detalles sobre cómo arreglar los Artículos de la Confederación.
Franklin abogó por un Congreso de una sola cámara y tres consejos ejecutivos en lugar de un presidente.
Los virginianos propusieron dos cuerpos legislativos: una Cámara de Representantes, que elegiría los miembros de un cuerpo de mayor rango: el Senado y también al presidente, y a los jueces.
Alexander Hamilton, de Nueva York, creía que el presidente debía ser elegido de por vida.
Hubo intensos debates sobre todos los temas que duraron días en medio de un sofocante verano en Filadelfia.
Benjamin: "No debemos esperar "que se forme un nuevo gobierno.
"Se debe jugar como un juego de ajedrez, "con una mano diestra y sin fallas.
"Estamos experimentando en política.
"Hay tantos jugadores, sus ideas son tan distintas, "sus prejuicios son tan fuertes y variados, "que ningún movimiento que se haga pasará sin ser cuestionado".
Narrador: La convención adoptó muchas disposiciones que Franklin no había respaldado en un inicio: una legislatura de dos cámaras, un solo ejecutivo que pudiera vetar leyes, así como otras que sí apoyó: un periodo presidencial de cuatro años, que la legislatura tuviera poder de hacer juicio político y eliminar el requerimiento de tener propiedades para votar o ejercer un cargo público.
Uno de los temas más espinosos fue cómo se distribuirían los escaños del Congreso.
Bajo los Artículos de la Confederación, el voto de cada Estado valía lo mismo, y los delegados de los estados más pequeños exigieron que eso se mantuviera.
Los estados más grandes, que aportaban más impuestos, querían que los escaños se asignaran con base en la población.
Franklin fue asignado a un comité para llegar a un acuerdo viable.
Walter: Finalmente, Franklin se puso de pie y dijo: cuando éramos jóvenes artesanos, aquí en Filadelfia, teníamos una junta de madera que no servía.
Le quitábamos de un lado y del otro hasta que obteníamos una junta que se ajustaba y duraba siglos.
Y su punto era que los acuerdos, quizás, no hacen grandes héroes, pero sí hacen grandes democracias.
Narrador: Cuando el impase de la asignación de escaños amenazó con echar la convención por la borda, Franklin comenzó a invitar a importantes delegados a su casa, para poder socializar al final de la tarde bajo las ramas de su morera e intentar hallar puntos en común.
Walter: Hablaban de ciencia, de las cosas que estaban debatiendo y sobre las que tenían que llegar a acuerdos.
Él contribuyó a calmar los ánimos en ese ardiente verano bajo la sombra de su morera.
Narrador: Al final, llegaron a un acuerdo.
Cada estado tendría el mismo número de senadores: dos, elegidos por sus legislaturas.
Los votantes elegirían a los miembros de la Cámara de Representantes, solo hombres blancos.
Y los escaños de cada Estado se basarían en su población.
Para calmar a los estados sureños, en su población se incluiría a las personas esclavizadas, pero cada uno de esos seres humanos se contaría tan solo como tres quintas partes de una persona.
Joseph: No pueden hablar de la esclavitud directamente, y la palabra esclavitud nunca se menciona en el documento mismo.
El hecho que es difícil de aceptar es que la Unión solo es viable si se incluye al Sur.
Y los estados al sur de Chesapeake están comprometidos con la esclavitud, en particular, Virginia y Carolina del Sur.
Si alguien hubiera hecho lo, moralmente, correcto en el verano de 1787 y adoptaba una posición clara e insistía al respecto, la Constitución nunca se habría aprobado.
Joyce: Obviamente, fue un acuerdo trágico para muchas poblaciones en Estados Unidos que no participaron en este acuerdo.
Nunca habrían aceptado que los representaran de esa manera.
Y es por eso que el acuerdo es tan riesgoso en esos términos.
Joseph: Ese fue el pecado original de Estados Unidos y ellos lo sabían.
Nadie en la convención ni en ese momento habló sobre la esclavitud más allá de decir que es un mal necesario.
Erica: El pecado original de la esclavitud era algo más que un simple compromiso.
El pecado original de la esclavitud comenzó, al menos para estos colonos, años atrás.
Para Franklin, la unidad y el compromiso eran lo único que podía hacer que esta nueva nación siguiera adelante.
Sin esto, sería un fracaso, la democracia estadounidense no se desarrollaría sin un acuerdo.
Por esta razón, Franklin y otros tantos esquivaron el tema de la esclavitud.
Narrador: El 17 de septiembre de 1787, los delegados se reunieron para votar sobre la propuesta de Constitución.
Benjamin Franklin presentó la moción para que se adoptara.
Benjamin: "Estoy de acuerdo con esta Constitución, "con todas sus fallas, si es que lo son, "porque creo que es necesario "que tengamos un gobierno general.
"Dudo, además, "que en cualquier otra convención que realicemos "podamos llegar a una mejor Constitución.
"Porque cuando un número de hombres se reúne, "con la ventaja de su sabiduría conjunta, "es inevitable que esos hombres "no asistan con todos sus prejuicios, "sus pasiones, sus opiniones erradas, "sus intereses locales y sus opiniones egoístas.
"¿Se puede esperar un producto perfecto "de una reunión así?
"Señor, por lo tanto me asombra ver "este sistema que se acerca tanto a la perfección "y creo que va a sorprender a nuestros enemigos, "que están seguros de que nuestros consejos "están confundidos, "como los de los constructores de Babel, "y que nuestros estados "están al borde de la separación, "y que su único propósito para reunirse aquí "es cortarnos las gargantas "los unos a los otros.
"Así pues, estoy de acuerdo con esta Constitución, "porque no espero nada mejor y porque no estoy seguro de que no sea la mejor".
Narrador: La moción de Franklin fue aprobada.
Uno por uno, los delegados firmaron la nueva Constitución para poder enviarla a los estados para que la ratificaran.
Sheila: La firmó.
Y creo que se sintió aliviado de que propició que se unieran los estadounidenses.
Era algo que había querido desde la Conferencia de Albany.
Había querido que los estadounidenses fueran parte de un gran todo.
Puede que no sea la mejor, pero era lo mejor que se podía obtener y él lo comprendió.
Joseph: La Constitución es el marco de un debate continuo sobre quién somos como pueblo y en dónde reside el poder.
Se presume que cada generación va a participar en ese debate y este va a tomar distintas direcciones.
¿Qué quiere decir nosotros el pueblo?
Sin duda, hoy nos referimos a muchas más personas de las que se pensó en ese momento.
Narrador: Cuando terminaron, se abrieron las puertas del Independence Hall de par en par.
Elizabeth Willing Powel, una de las ciudadanas más prominentes de la ciudad y cuyos derechos no se habían tenido en cuenta, se le acercó a Franklin.
Le preguntó: y, bien, doctor, ¿qué tenemos, una república o una monarquía?
Una república, contestó, si logran conservarla.
Clay: Una república, si logran conservarla, que, de hecho, se convierte en la frase más profética de todas.
Las personas a las que les interesa este país, deben hacerse esa pregunta siempre.
Una república, si logran conservarla.
Benjamin: "Hasta ahora, "mi larga vida ha sido, tolerablemente, feliz, "de modo que, "si se me permitiera volverla a vivir, "no tendría ninguna objeción.
"Solo pediría permiso "para hacer lo que los autores hacen "en una segunda edición: corregir algunas de mis erratas".
Locutor: ERRATA.
♪ Narrador: A comienzos de 1790, la Constitución ya había sido ratificada y Franklin tenía 84 años.
Los cálculos en los riñones le provocaban tanto dolor, que tomaba láudano de forma regular, una bebida de opio para soportar el día.
"Debí haber muerto hace dos años", le escribió a Washington, que había sido elegido como el primer presidente de la nación.
"Pero me alegra haberlos vivido, "ya que me permitieron llegar a ver nuestra situación actual".
Benjamin: "Nuestra gran máquina, finalmente, "ha comenzado a funcionar.
"Le ruego a Dios que bendiga y guíe sus operaciones.
"Si cualquier forma de gobierno "es capaz de hacer feliz a una nación, "me parece que la nuestra puede producir ese efecto.
"Pero, después de todo, en gran parte, "eso depende de las personas que serán gobernadas.
"Nuestra nueva Constitución ya está establecida, "todo parece indicar que va a perdurar, "pero en este mundo nada es seguro, excepto la muerte y los impuestos".
Narrador: Como científico e inventor de la Ilustración, consideraba la democracia de Estados Unidos, como un experimento: se debía probar y enmendar con mejoras, de ser necesario.
Al ser un hombre que, alguna vez, había hecho un elaborado cuadro y lista de verificación para mejorarse a sí mismo, todavía creía en llevar registro de sus fracasos.
Ahora, Benjamin Franklin sentía que tenía un deber público más con el que debía cumplir, una más de las erratas de su vida que tenía que corregir.
Cuando fue delegado ante la Convención Constitucional, Franklin, que antes había tenido personas esclavizadas, había aceptado la presidencia de la Sociedad de Pensilvania para Promover la Abolición de la Esclavitud, un grupo cuáquero en Filadelfia.
Había pensado en incluir una declaración de principios en la Constitución en la que se condenara la esclavitud y el comercio esclavista, pero varios delegados lo convencieron de desistir de la idea.
Christopher: La cuestión antiesclavitud o proesclavitud no era un tema importante para la gran mayoría de personas que escribieron, consideraron o discutieron por la guerra de la Independencia.
Por otra parte, dado que era la realidad diaria de hombres y mujeres esclavizados, en cierto modo, esa era la cuestión de todos los días.
Bernard: La flagrante hipocresía de ir a una guerra por la libertad, la libertad del pueblo y no incluir a todas las personas, era evidente.
Cuando se habla de libertad, se habla de libertad.
Narrador: Con la Constitución aprobada, Franklin se sintió con la libertad de abordar el tema de frente.
Benjamin: "Al Senado y la Cámara de Representantes "de Estados Unidos: "desde la convicción de que la libertad para todos "sigue siendo un derecho de nacimiento "para todos los hombres, "les rogamos que presten atención "al tema de la esclavitud con seriedad, "que se complazcan "en aprobar la restauración de la libertad "de esos hombres infelices, "que son los únicos en esta tierra de libertad "condenados a una esclavitud perpetua, "que busquen los medios para eliminar "esta contradicción del carácter del pueblo estadounidense".
Stacy: El primer acto real de la vida de Franklin, o el primer acto público, fue haberse ido de casa.
Era un hombre en busca de su libertad.
Y el último acto real, el último acto real público, en la vida de Franklin, fue un tratado en contra de la esclavitud.
Entonces, al final, su vida está enmarcada por estos dos respaldos, en cierto modo, estaba a favor de la libertad.
Sheila: Benjamin Franklin evolucionó hasta donde llegó su comprensión de la relación entre las razas y la esclavitud.
Había tenido personas esclavizadas y no le vio nada de malo, hasta muy tarde en su vida, pero comenzó a cambiar su forma de pensar en sus últimos años.
Erica: Filadelfia se convirtió en líder en abolición y emancipación de las personas esclavizadas de ascendencia africana.
Se aprobaron leyes que se convirtieron en el primer paso para desmantelar la esclavitud.
Era un tren que nadie podía detener.
Entonces, tenemos a alguien que entiende la tendencia de la ciudad, del Estado.
Analiza las leyes, sabe que la esclavitud va a llegar a su fin, por lo menos en Pensilvania, y se ubica en el lado correcto de la conversación.
Joseph: Si esta petición la hubiera hecho cualquier otra persona, el Congreso ni siquiera la habría tenido en cuenta, pero como tenía la firma de Franklin, estaban obligados a considerarla.
Fue el primer debate abierto y en público, en Estados Unidos, y bajo esta nueva nación sobre la esclavitud.
Narrador: En el Congreso los sureños atacaron la petición de inmediato.
El representante James Jackson, de Georgia, advirtió que si el Congreso trataba de abolir la esclavitud, encendería la llama de la discordia civil y que los estados sureños nunca permitirían que los despojaran de sus propiedades sin dar la pelea.
Otro congresista afirmó que el sofocante clima del Sur impedía que los blancos trabajaran la tierra.
Y que por eso, dijo, necesitaban esclavos.
Walter: Y entonces Franklin retomó un recurso que había usado siendo adolescente: escribir una parodia con la voz de alguien más.
Entonces escribió un sermón, como si lo diera un musulmán de África del Norte, en donde explica por qué deben mantener esclavizados a los europeos blancos.
Y se burla de todo el argumento de quienes se oponen a la abolición en Estados Unidos.
Narrador: Si nos abstenemos de convertir a los cristianos en esclavos, dijo el personaje de Franklin, ¿quién, en este clima, podrá cultivar nuestras tierras?
Benjamin: "Y si liberamos a nuestros esclavos, "¿qué haremos con ellos entonces?
"Porque los hombres acostumbrados a la esclavitud "no van a trabajar para vivir, "a menos que los obliguen.
"Aquí los trajeron a una tierra "en donde el sol del islam ofrece su luz "y tienen la oportunidad de familiarizarse "con la verdadera doctrina y así salvar sus almas mortales".
Clay: Y, por supuesto, que el lector se da cuenta de que Franklin recurrió a los mismos argumentos de James Jackson, de Georgia, algo que de inmediato prueba, y sin lugar a dudas, lo absurdo de tales argumentos.
Ahí está el genio de Franklin, tomar algo y darle la vuelta, cambiar el lente y decir: ¿Te gustaría si las cosas fueran al contrario?
Narrador: La Cámara de Representantes votó 29 a 25 que el Congreso no tiene la autoridad para interferir en el tema de la esclavitud.
En el Senado, la petición se pospuso sin un debate.
Christopher: En lo que sí estaban de acuerdo, más que cualquier otra cosa, es que no iban a hablar del tema.
El Gobierno federal no va a hablar del tema.
Este no es el mejor espacio para abordar la cuestión nacional de la esclavitud porque no hay una cuestión nacional, es una cuestión estatal.
La cuestión sobre el futuro de la esclavitud quedaba en manos de cada Estado.
Así es como terminaron el Norte y el Sur divididos.
Bernard: Lo pondría de esta forma: antes de la guerra, la esclavitud jamás había sido un tema de importancia pública.
Había personas, antes de la guerra, que hablaban en contra de la esclavitud y daban buenos argumentos para explicar lo terrible que era, pero no era un tema de importancia pública.
Después de la guerra, no existió un momento en el que no lo fuera.
♪ Benjamin: "Este es mi credo: "Creo en un solo Dios, creador del universo "y que lo gobierna por su providencia.
"Que debemos alabarlo.
"Que el mejor servicio que podemos prestarle "es hacer el bien por sus otros hijos.
"Que el alma de un hombre es inmortal "y que será tratada con justicia en otra vida "con base en su conducta en esta vida.
"Considero que estos son los principios fundamentales "de toda religión sólida y los aprecio sin importar la secta en la que los encuentre".
Narrador: El delicado estado de salud de Franklin empeoraba y no podía salir de casa.
Le escribió a un amigo: "Aquellos que tienen una larga vida, "que se beben la copa de la vida hasta el fondo, deben esperar encontrarse con algunos desechos".
En la primavera de 1790 tuvo dolores en el pecho y una fiebre que lo confinó a su cama, rodeado de su familia.
Le pidió a su hija Sally que organizara todo para que pudiera morir de forma decente.
Ella le dijo que todos esperaban que él pudiera vivir muchos años más.
Espero que no, contestó.
El 17 de abril de 1790, un absceso en su pulmón estalló y quedó inconsciente.
A las 11 de la noche, Benjamin Franklin falleció.
Tenía 84 años.
Más de 20000 personas, la multitud más grande que se había reunido, en Filadelfia, asistieron a su cortejo fúnebre.
Encabezando la procesión desde su casa, en la calle Market, hacia el cementerio de Christ Church, estaba el clero de todas las iglesias, de todas las sectas de la ciudad, caminando del brazo.
A sus 22 años, Franklin había escrito un epitafio para su tumba.
"El cuerpo de B. Franklin, editor, "similar a la cubierta de un libro viejo, "sin contenido y privado de su título dorado, "yace aquí.
Alimento para los gusanos".
Pero su trabajo no se perderá del todo, ya que, como él creyó, renacerá en una nueva y más perfecta edición revisada y corregida por el autor.
No obstante, a medida que envejecía, el viejo impresor la había editado, claro está.
El epitafio de la lápida se cambió a: "Benjamin y Deborah Franklin".
Nunca terminó la autobiografía que había comenzado a escribir, en 1771.
Su nieto, Temple, finalmente, publicó el manuscrito.
El libro tendría cientos de ediciones en docenas de idiomas, e inspiraría a generaciones de ambiciosos luchadores con ganas de salir adelante.
Stacy: No tiene nada de ensueño ni romántico, Franklin, pero, en esa forma tan maravillosa y proteica de mejorarse a sí mismo, hay algo en él que se convierte en eso que todos buscamos, como esa especie de ingenio estadounidense, ese sentimiento de poder lograr cualquier cosa.
♪ Narrador: En su testamento, Franklin dejó la mayoría de su riqueza y posesiones a sus familiares, con excepción de su hijo William.
Pero en memoria de sus inicios como un humilde aprendiz de imprenta, estableció un fondo fiduciario que sigue activo en la actualidad, para ayudar a los jóvenes ambiciosos y talentosos de sus dos ciudades de residencia: Boston y Filadelfia.
Benjamin: "Empiezo a lamentar haber nacido tan pronto, "porque no tendré la felicidad de conocer "lo que se sabrá dentro de cien años.
"Pero es la voluntad de Dios y de la naturaleza "que estos cuerpos mortales se dejen de lado.
"Ya sea que haya hecho el bien o el mal, "es algo que el tiempo dirá.
"Yo solo sé que mis intenciones eran buenas "y espero que, al final, todo salga bien.
Adieu".
Benjamin Franklin.
♪ [música] ♪ ♪ [música] ♪ Narradora: Mira la serie completa, ve tras bambalinas y aprende cómo puedes hablar de Benjamin Franklin en el salón de clases en PBS.org/benfranklin o en la app de video de PBS.
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♪ [música] ♪ ♪ [música] ♪ ♪ [música] ♪ Narradora: Gran parte del financiamiento para Benjamin Franklin, fue gracias a David M. Rubenstein que invierte en personas e instituciones que nos permiten comprender el pasado y nos preparan para el futuro.
A la Pew Charitable Trusts, una organización no gubernamental mundial que busca mejorar las políticas públicas, informar al público y fortalecer la vida cívica.
Y a la sociedad Better Angels y sus miembros: Jeannie y Jonathan Lavine.
La Universidad de Pensilvania.
Impacto mediante la innovación y la inclusión.
Gilchrist y Amy Berg, Perry y Donna Golkin, y a estos otros donantes: A la Corporación para la Radiodifusión Pública.
Y a generosas donaciones a su Canal PBS por parte de televidentes como usted.
Gracias.